Nórdica culmina el centenario de la muerte de August Strindberg mostrándonos las facetas menos conocidas del autor sueco: 'Strindberg. Escritor, pintor y fotógrafo'

Strindberg.

Escritor, pintor y fotógrafo.

Traducción de Carmen Montes.

Prólogo de Simón Zabell.
Nórdica libros.

Formato: Cartoné. 16 x 22 cm.
104 páginas.
PVP: 22 €.

Fecha de publicación: 3 de diciembre de 2012.

El 14 de mayo de 1912 moría en Estocolmo uno de los artistas más importantes de la literatura europea del pasado siglo: August Strinberg. Se cuenta que a su entierro acudieron más de cincuenta mil de los trescientos mil habitantes que tenía la ciudad en aquella época. Strindberg es conocido fundamentalmente por sus obras dramáticas, comenzando por su gran clásico La señorita Julia,  que lo convierten en el gran renovador del teatro sueco y lo sitúan entre los precursores del futuro teatro de la crueldad o del teatro del absurdo, así como por algunas narraciones y poemas, una selección de los cuales se incluyen en esta edición preparada por Nórdica y que reúne fragmentos de muchas de sus obras, ya sea en forma dramática, narrativa o poética.

Pero no solo destacó nuestro autor, como nos recuerdan, en la escritura. Amigo de Munch o Gauguin, su pintura o su fotografía, muy poco conocidas en nuestro país, fueron revolucionarias en su época. De hecho, como señala el artista malagueño Simon Zabell en el prólogo a una obra que llegará a las librerías el próximo 3 de diciembre, Strindberg se adelantó cincuenta años al surrealismo y también se anticipó al expresionismo abstracto, pudieron rastrearse su potencia expresiva en la obra de figuras como Pollock o Rothko, también presentes en esta edición, como pueden comprobar en el booktrailer elaborado por la editorial que más abajo les dejamos.

En el centenario de su muerte, Nórdica, que incluye en su catálogo obras del escritor sueco como Comedia onírica, nos permite adentrarnos de una manera original a la polifacética y genial obra de un creador único, portador de una personalidad polémica y atormentada –baste recordar el relato dramatizado de sus vicisitudes parisinas, años de absenta, de pasión alquímica y delirios mesiánicos, en Inferno–, que sigue un siglo después manteniendo una rara y exultante vitalidad.