domingo, 11 de noviembre de 2012

Juan Casamayor (Páginas de Espuma): "Si un amigo me pidiera consejo para montar una editorial le diría: No la montes."



Echar una mirada al fondo editorial de Páginas de Espuma es asomarse a un territorio mágico en el que podemos encontrar sentados a una misma mesa a los espíritus de Dickens, Jane Austen o Mark Twain; colocados un estante más arriba o más abajo nuestra mirada descubrirá en los lomos los nombres de Poe, Lovecraft o Mary Shelley; en otro pasillo Chéjov, Dostoievski o Turguéniev, se disputarán con Clarín, Unamuno o Machado nuestra atención hasta que no tengamos más remedio que hundir la cabeza entre sus tomos; a través de una caja recién abierta veremos a Daudet, Maupassant o Schwob, que intentarán seducirnos mirándonos a los ojos desde sus portadas; y cuando no, serán los hispanoamericanos (Bioy, Quiroga, Uslar Pietri, Berti…), los valores consagrados de la literatura en español (Llamazares, Manguel, Paz Soldán, Quiñores…) los que un día fueron emergentes (los Neuman, Paul Viejo,  Pilar Adón, Vicente Luis Mora, Patricia Esteban Erlés, etc.) quienes nos ofrecerán nuevos motivos para permanecer ahí, resguardados de este mundo gris, entre a veces procelosas, a veces juguetonas pero casi siempre altas páginas de espuma.

Me imagino todos esos libros (los de los autores citados más los de otros tantos que no han sido mencionados) publicados desde que en año 2000 el sueño de vivir del cuento (y del ensayo) empezase a materializarse con la publicación de Escritos de Luis Buñuel, y pienso que esa biblioteca imaginaria no sería un mal lugar para quedarse durante una buena temporada. Vaya que no. Siglo y medio de la mejor literatura ha ido incorporándose a un catálogo que, sin precipitación pero de manera constante y continuada ha ido creciendo mientras engordaba a sus lectores a base de historias y reflexiones sobre el arte de la creación. Trece años después de que se lanzaran a la aventura, de que decidieran afrontar un proyecto suicida, con esa insensatez que tiene casi siempre lo hermoso y auténtico, la editorial, a través de sus cinco colecciones, manteniendo además una presencia febril en todo tipo de eventos, presentaciones y actos relacionados con su actividad, muestra una vitalidad desbordante, como si sus responsables tuvieran asumido que en este tiempo convulso y cambiante, las maratones son incardinaciones de carreras de cien metros que se suceden sin tregua. No es prisa. Es simplemente la urgencia que nace de una pasión que resulta contagiosa.

En estos días en los que presentan el nuevo libro de cuentos del boliviano Edmundo Paz Soldán, Billie Ruth; en los que siguen girando con ese artefacto al que le falta respirar nacido del feliz tándem que han formado Patricia Esteban Erlés y Sara Morante y que lleva por título Casa de Muñecas; en los que nos han presentado los Cuentos Completos de otro grande, Javier Tomeo, charlamos con Encarnación Molina y Juan Casamayor, Juan Casamayor y Encarnación Molina, sobre cómo discurre su vida entre páginas de espuma. Si tienen la taza de café a mano, ya estamos preparados.

Los editores Encarnación Molina y Juan Casamayor escoltando en sesión fotográfica a algunos de sus más destacados autores. (c) Daniel Mordzinski.

EL LIBRÓFAGO.- Cuando uno accede a la web de Páginas de Espuma y pincha en las fotografías de los editores, realizadas por Daniel Mordzinski, descubre inmediatamente que su perfil está vacío. ¿Es por pudor, por modestia, porque su trabajo en la editorial es la mejor biografía que pueden ofrecer de sí mismos…?
JUAN CASAMAYOR.- La realidad es más simple. No las hemos subido por falta de tiempo. Y en tu pregunta y en este posponer hay una señal inequívoca: el catálogo va por delante. El editor es su catálogo. Las biografías de nuestros autores sí que están todas.

EL.- ¿Cómo una aventura abocada al fracaso, como ustedes mismos han señalado en alguna ocasión, basada en esa disidencia del cuento, en esa aspiración a vivir del cuento, puede gozar de esta vitalidad, con sedes permanentes en Hispanoamérica y comercialización en las dos orillas, más de una década después? ¿Sienten que están satisfaciendo una necesidad que estaba latente, sacando a relucir un público que, en principio, ni siquiera existía?
ENCARNACIÓN MOLINA.- La aventura sigue en marcha. Es una militancia que busca generar un espacio comercial y promocional del cuento. El prestigio literario del género ya estaba ahí, ya que posee una tradición sólida y diversa en castellano. La necesidad impuso unir esos dos cabos de una misma cuerda: militancia y prestigio.
J.C.- Y hablando de unir, no había otra forma de trabajar en esta editorial que uniendo dos orillas. Nuestra presencia en América es más vocacional o más obligada, según se vea, pero siempre literaria.

EL.- Serían capaces de responder sin consultarlo de cuántos libros se compone su catálogo? Porque empiezan a ser ya unos cuantos…
J.C.- Hubo un tiempo no muy lejano que me sabía el número de colección de todas las obras publicadas, y de algunas hasta el ISBN. De los precios me acuerdo de todos, quizá con alguna excepción. Lo que no quiero ni puedo olvidar es a sus títulos ni a sus autores.

EL.- Imagino que cada uno de ellos será especial por un motivo diferente. Pero, supongo que también tendrán sus favoritos por razones que no tienen por qué ser estrictamente literarias. Cuáles son esos dos o tres títulos por los que sienten un cariño especial.
E.M.- Pequeñas resistencias ha sido la semilla del catálogo actual. Es el libro que mejor ha definido espiritual y nominalmente la editorial. Nos dio la posibilidad de comenzar un entrañable camino con Andrés Neuman. Por favor, sea breve creo que es una aportación real para la literatura española del siglo XXI. Esto lo hizo posible Clara Obligado y nos regaló una mirada más amplia de lo literario.
J.C.- Sí, y sin olvidar tampoco los Escritos de Luis Buñuel, por ser el primero y sin duda el más emocionante de tener en las manos. Y cada vez que publicamos a un autor novel, es una fiesta.

EL.- ¿Pensaron alguna vez que llegarían a tener hasta best-sellers, como Ajuar funerario de Iwasaki, que marcha, si no me equivoco, por la sexta edición? Como sé que son muy modestos y van a decir que no, añado: razonen la respuesta.
J.C.- Recuerdo perfectamente mi primera lectura de Ajuar funerario. Fue una lectura veraniega. Un manuscrito que leí del principio al final. Luego, desordenadamente. Más tarde buscando ciertos textos. La decisión de publicarlo fue porque estaba convencido de que el libro iba a entusiasmar y que, con suerte, podría vender bien, como Por favor, sea breve, que estaba funcionando muy bien por aquel entonces (y siempre lo ha hecho)... pero me equivoqué. Tuvo, tiene y tendrá más lectores.

EL.- Supongo que incluso respecto a aquellos títulos que han tenido un mayor éxito comercial, desearían que las ventas hubieran sido mayores, y no hablo solo en términos de rentabilidad económica. ¿Pero hay algún libro en concreto que por su calidad piensan que ha sido injustamente tratado por el público, que habría merecido una repercusión mucho, mucho mayor?
E.M.- Sí, hay algunos libros que nos hubiera gustado que tuvieran mayor alcance entre los lectores. La solución parcial, de Marcelo Cohen, es uno. Quizá aún éramos una editorial muy joven, pero es un escritor de una calidad indiscutible y el libro era un reflejo de ello.

EL.- Me reconocerán, en todo, caso, que hay que ser muy, pero que muy osados para publicar una Antología del nuevo cuento esloveno.
J.C.- Si hubiéramos pensado que íbamos a ser muy osados, no la hubiéramos publicado. Y si pensamos en esos términos, quizá no hubiera editorial. Y una cosa más: no vendió mal...

EL.- Desde Escritos de Luis Buñuel, su primer libro, del año 2000, hasta Casa de muñecas, uno de sus más recientes títulos, ¿cuáles son los cambios más notables que se han producido en la editorial, en la forma de trabajar, de seleccionar los títulos, de encarar una promoción? ¿Hasta qué punto los años de experiencia y factores como la irrupción de nuevas tecnologías y soportes han modificado Páginas de espuma?
E.M.- Son más de trece años de trayectoria. Los cambios y las transformaciones más notables de todos estos años en la metodología de trabajo tienen que ver, por un lado, con la llegada de personas que son inseparables de Páginas de Espuma, como Cuqui Weller o Paul Viejo. Por otro, tiene que ver con el aumento de frentes que tiene la editorial. Cuanto más largo es el camino realizado, mayores son las posibilidades que van asaltando al editor a ambos lados. Por ejemplo, la llegada de escritores con una carrera importante ha obligado a realizar promociones más amplias, en medios, ciudades, incluso algunas que se trasladan a América.
J.C.- Otro ejemplo es la irrupción de las nuevas tecnologías, que fundamentalmente ofrecen soluciones óptimas en producción y al mismo tiempo demandan una dedicación constante y personalizada en promoción, Y de ese camino, y de los autores que se cruzan en él, se ha construido un catálogo que condiciona la elección de nuevos nombres que se suman a la editorial. Existe por nuestra parte una voluntad de llevar a cabo una política de autor que restringe esa elección.
E.M.- Sin contar, por supuesto, que a la editorial llegan buenos textos que no podemos editar aunque nos gusten.

(c) Daniel Mordzinski
EL.- En las dos últimas décadas se ha producido en España una pequeña (y yo diría que casi milagrosa) eclosión de editoriales independientes, algunas de ellas de enorme calidad. ¿Podemos afirmar que a día de hoy existe un segmento de público, posiblemente minoritario, pero para el que el nombre de la editorial, gracias a su labor constante, a su apuesta estética y al desarrollo de una imagen de marca bien consolidada, es ya un reclamo casi tan poderoso como el del propio autor, que en ocasiones puede ser prácticamente un desconocido?
J.C.- ¿Hay una proliferación de sellos? Sí, desde luego, y varias son las razones. Posibles especializaciones, facilidades tecnológicas... Sería extenso detallar aquí las razones de esta eclosión. Sin embargo, para ser justos, nada hay nuevo bajo el sol. La labor de la independencia editorial, la complicidad con el librero, la creación de “marca”, esas prácticas  que se conceden a editores surgidos a finales de la década de los noventa y a los actuales, ya habían sido fórmulas de los editores insumisos de los sesenta (Anagrama, Tusquets, Pre Textos un poco más tarde...) o, por ejemplo, saliéndonos de la edición independiente, Juan Cruz, cuando fue editor de Alfaguara, estuvo visitando librerías en toda España durante los fines de semana de más un año.  No obstante, podríamos hablar de un fortalecimiento de la edición con editor en estos últimos quince años como no venía ocurriendo. Varios editores (de Minúscula a Libros del Asteroide, de Lengua de Trapo a Salto de Página, por poner muy pocos ejemplos) han encabezado propuestas que son reflejo de lecturas, conductas, criterios, objetivos... y se han creado distintas “marcas”, con su espíritu y sus particularidades. Es más discutible en qué medida se apuesta por nombres desconocidos, asumiendo que la “marca” editorial es, hasta cierto punto, un reclamo.  No es lo mismo publicar a un joven escritor español que a un clásico inédito. Son opciones, distintas y necesarias. Páginas de Espuma cree que la edición es un ejercicio contemporáneo con la literatura que nos ha tocado vivir. Entendemos la edición como un compromiso y nos encanta participar, no ya de los libros, sino de la obra en construcción de un autor. Siento que este tipo de edición independiente está en minoría y habría que reflexionar sobre la menor atención que tienen nuestros creadores y a qué nos va a llevar esta situación.

EL.- Hace unas semanas, publicaban en su blog una agradecida y emocionante “Carta abierta a Clara Obligado”. ¿Qué supuso la antología Por favor sea breve, publicada en octubre de 2001, para Páginas de espuma y para la vitalidad de este género en nuestro país en general?
J.C.- Clara es una de las grandes amigas y escritoras de la editorial. Era escritora antes de Páginas de Espuma. Es amiga gracias a todos estos años juntos. Es un modo de entender la relación con el autor. Su labor como escritora está fuera de toda duda (ahí está su reciente Premio Setenil por El libro de los viajes equivocados). Y al mismo nivel está su labor como militante del cuento, de la literatura, de la cultura. En esta faceta entra de lleno su trabajo con el microrrelato y sus antologías. Por favor, sea breve en 2001 vino a poner una base que sí se extendió entre lectores y dio pie a lo que sería luego este fenómeno de lo brevísimo, por usar terminología de Ani Shua. No me imagino el microrrelato en España sin Clara. Le debemos mucho. Todos.

EL.- Premio Málaga de Ensayo, Premio de Narrativa Breve Ribera del Duero… ¿Cómo surge la idea de impulsar estos galardones que, imagino, requerirán por parte de la editorial un tremendo esfuerzo añadido?
(c) Daniel Mordzinski
E.M.- La editorial posee dos líneas y en ambas queríamos otorgar un reconocimiento en forma de premio. En el caso del Premio Málaga de Ensayo, el directo del IML de Málaga, Alfredo Taján, tuvo la iniciativa de que Páginas de Espuma fuera la editorial responsable de la edición del premio de ensayo (también tienen uno de novela). Después de estudiar ambas partes las características y la viabilidad, nos encontramos con un premio en su quinta convocatoria, con reconocimiento, con una trayectoria ejemplar y con mucho futuro por delante pese a que la crisis azota lo público. En el caso del Premio Ribera del Duero es un maridaje perfecto. Es una suma de voluntades, de metas y, por qué no decirlo, de resultados. En dos convocatorias no tengo dudas de que el Premio se ha erigido en el primer Premio a un libro de cuentos inédito. Se ha revestido de literatura, de buen cuento, de reconocimiento de lectores y críticos. Ambos libros premiados, Mirar al agua, de Javier Sáez de Ibarra, y El final del amor, de Marcos Giralt Torrente, han estado entre los más valorados en sus respectivos años. El Premio tiene una vocación internacional compartida, que mira especialmente a América (El final del amor tiene su edición mexicana).
Obras ganadoras del Premio de Narrativa Breve Rivera del Duero.
J.C.- Sí, no olvidemos que de los casi 700 manuscritos recibidos, en torno a un 40% provienen del otro lado del Atlántico. La garantía de los jurados, el manuscrito presentado bajo nombre del escritor, la gran fiesta del cuento que supone la entrega, la suculenta cantidad económica que acompaña al premio, el rosario de presentaciones en España y la visita a la FIL de Guadalajara. Muchos son los elementos que, efectivamente, suponen un gran esfuerzo, pero los logros bien lo merecen. El cuento se merece algo así. Y si es con vino (Ribera del Duero, claro), mejor.

EL.- Qué es “La librería del mes”, y de manera más general, cómo es la relación de la editorial con las librerías, particularmente en estos tiempos en los que la crisis golpea a todas las empresas vinculadas con la cultura de un modo brutal. ¿Son conscientes editores independientes y libreros de que tienen que remar en la misma dirección? ¿O hay de todo?
J.C.- Hay de todo. Como hay editores de todo tipo. La librería del mes por parte de Páginas de Espuma es una forma de agradecer la iniciativa de muchas librerías que hacen su “editorial del mes”. La editorial independiente está en un momento de cambio y se está notando en la presencia de las editoriales independientes en mesas de novedades y escaparates. Y si bien la librería independiente necesita de los grandes grupos y la editorial independiente de las grandes cadenas, su vínculo es natural en un ecosistema complejo. Si alguien alberga y vende, repito y vende, fondo y diversidad, es la librería. Y en ese sistema 1+1+1+1 juega muy bien la edición independiente, como en casa. Y la casa del editor independiente es la librería.

EL.- ¿Cómo surge la relación con la casa argentina La Compañía para coeditar pequeños clásicos inéditos a precios reducidos y qué se puede esperar de este matrimonio en el futuro?
E.M.- Es una relación que viene dada por la necesidad de crecer en otros países y esto pasa por impresiones nacionales de algunos libros y su posterior apoyo comercial y promocional in situ. En el caso de Páginas de Espuma hay un evidente desarrollo de asentarse más y mejor en algunos países americanos por la demanda de su catálogo. Es natural que Fernando Iwasaki tenga sus ediciones en Perú como Jorge Volpi en México o Clara Obligado en Argentina. Esto ha dado lugar a que otros proyectos tengan su salida, como son los ensayos de Dostoievski, Wharton o Bloom, o las ediciones de cuentos completos de Maupassant o Poe. Por ello, junto a La Compañía habría que hablar de Colofón en México o Íbero en Perú, socios en este viaje de ida y vuelta.

EL.- Fijándonos en la actualidad de la editorial: ¿qué tiene de especial este Casa de Muñecas escrito por Patricia Esteban Erlés e ilustrado por Sara Morante? Da la sensación, por las presentaciones, por la implicación de las autoras y de la editorial, que trasciende lo meramente literario. Aunque ustedes siempre han dado la impresión de funcionar como una gran familia.
J.C.- No cabe duda de que es un libro especial. Por varios motivos. Patricia Esteban Erlés es aragonesa, como yo. Y ella ha sido una escritora muy militante de Páginas de Espuma: primero como lectora y luego como autora de la casa. Ha invitado a talleres a compañeros de catálogo (por ejemplo, un taller de microcuento con Ana María Shua en Zaragoza) o ha presentado a infinidad de escritores “espumosos” (Palma, Iwasaki, Freire, Obligado...).
EL.- Y, además, está funcionando. Si no me equivoco, en apenas unas semanas ya van por la segunda edición.
E.M.- Claro, porque aparte de lo que ha apuntado Juan, el libro sobre todo es especial por su etiología textual (red social), la complicidad creativa con Sara Morante, la combinación y la fusión de ambos lenguajes (el literario y el pictórico). El resultado es un extraordinario libro de microcuentos por sí mismo y enriquecido de un modo superlativo por las ilustraciones de Sara. La clave del libro es que ambas se han difuminado en una Casa de Muñecas y ya no se sabe muy bien si Patricia ha ilustrado o Sara ha escrito.

EL.- Juan, en varias entrevistas, preguntado por el libro electrónico, se ha manifestado escéptico respecto a su realidad presente, pero al mismo tiempo considera que “la edición electrónica es como poco apasionante”. ¿Piensa que es posible, además de deseable, una convivencia a largo plazo entre ambos soportes?
J.C.- Creo que la frase exacta es que soy escéptico con el presente del libro electrónico y que tengo toda la esperanza en su futuro. Creo que ambos soportes convivirán y que ello modificará no sólo la cadena de comercialización, sino también la labor del editor en su amplio sentido y, muy posiblemente, la del creador. No me preocupa cómo se lea, me preocupa quién leerá y qué se leerá. El editor tiene por delante el reto de modificar criterios y actuaciones comerciales, promocionales y editoriales que supone el cambio de soporte o, para ser más precisos, la bigamia con ambos soportes.

EL.- Llevar las obras de su catálogo a los centros escolares, colaborando con los maestros y profesores de literatura y contribuyendo a que los autores puedan compartir su experiencia con los jóvenes lectores, ¿es una de las mayores satisfacciones que puede tener un editor?
J.C.- Sí, desde luego. Hemos comprobado dentro y fuera de España cómo sirve y qué proyección tiene trabajar con los más jóvenes. Cuando me preguntan por el éxito de la FIL de Guadalajara en México, siempre apelo a la labor de la organización llevando a cientos de miles de niños a sus instalaciones, a sus estanterías, a sus libros y sus autores, durante 25 años. Uno de esos niños, por ejemplo, es el escritor Antonio Ortuño. Cuando me preguntan el porqué de la importancia de las letras aragonesas y sus editoriales y sus librerías, siempre hablo del trabajo de Ramón Acín y su equipo que durante más de dos décadas acercaron los escritores a centros escolares. El autor y el joven lector se pusieron cara y nos pusieron, entre todos, un futuro. ¿La diferencia? En México crece cualitativa y cuantitativamente la FIL; en España hemos acabado con el programa Invitación a la Lectura.

EL.- Javier Tomeo, Cuentos completos, ya está en la calle. Para el año que viene ya han anunciado que nos preparemos para recibir los Cuentos Completos de Chéjov, y los Ensayos Completos de Stevenson y Svevo. No es por nada. Pero, esto ya empieza a doler. ¡No tenemos más que una vida y no quieren darnos descanso! A este ritmo, no vamos a tener tiempo ni para consumir telebasura.
E.M.- Hay lectores que se morirán por leer todo Tomeo, todos los ensayos de Stevenson o Svevo y, desde luego, una edición definitiva y rotunda de los cuentos completos de Chéjov. Y ellos tienen lectura garantizada. Otros querrán leer los “engendros absurdos” (Tomeo dixit) de Javier, otros los ensayos literarios de Stevenson y otros perderse en los pilares del cuento, es decir, en Anton Chéjov. Hay lectores para todos los libros. Hay que buscarlos.

EL.- Mañana les llega un amigo y les dice: he pensado en montar una pequeña editorial. ¿Qué primer consejo le darían?
J.C.- No la montes. Si persiste, que busque su propio triángulo de las Bermudas para perderse: un proyecto coherente, una distribución de garantía y una promoción visible. Tres puntos que se apoyan entre sí y que dan solidez a una pequeña editorial. Y que la suerte lo acompañe.

EL.- Entrar pormenorizadamente en cada uno de los proyectos en los que están trabajando daría para otra entrevista y desde ya les emplazo a un futuro encuentro, pero no puedo evitar preguntarles antes de terminar, saliéndonos un poco del mundo editorial –muy afectado también por la crisis– por el complicado momento histórico que estamos atravesando. Cuando emergen de las páginas de espuma y abren la ventana para ver la realidad política y social de España, ¿qué piensan? ¿Alguna vez les entra el desánimo, se dicen: qué hacemos nosotros empleados en esto mientras todo se derrumba?
E.M.- No sé si es desánimo la palabra. Y no sólo es preocupación. Descubrimos qué dirección toman los nuevos gustos y preferencias de ocio y consumo en nuestra sociedad; vemos qué espacio ocupa el libro en los medios; asistimos a nuevas formas de comunicación y su ritmo sometido a una tecnología tan rápida como superficial; somos testigos de la atención disminuida que merece en términos generales la literatura actual en español. Son constantes de una sociedad y su reflejo en el hecho cultural.
J.C.- Además, sufrimos a las distintas administraciones y su realidad política que están purgando la cultura de una realidad que disfrutábamos los ciudadanos, la realidad cívica. El desprecio, la arbitrariedad, la dejadez han estrangulado el bien común que supone vivir en Cultura. La realidad política no tiene nada que ver con la realidad cívica. Muchos motivos, desde luego, para sentirnos tratados con injusticia, soberbia, abandono, desahucio. Acciones como “Ellas cuentan” del pasado viernes 26 de octubre, donde se dieron cita en un mercado de abastos lectores y escritoras, es una forma de rebeldía e insumisión culturales. Ese es parte del camino que los editores, como actores de esta nueva escena, deberíamos asumir. 






Un editor de referencia.
Jorge Herralde.
Jorge Herralde.
Un libro de su editorial.


Tusitala. Relatos completos, de Fernando Quiñones

Pequeñas resistencias. Antología del nuevo cuento español. Ed. A. Neuman
Un libro de otra editorial.

Retratos y encuentros. Gay Talese (Alfaguara).
Velocidad de los jardines, de Eloy Tizón (Anagrama).

Ese autor pendiente, deseado (o que casi, pero al final no)

Muchos. Para una antología de cuentos sobre boxeo.

Algunos que se encuentran en Pequeñas resistencias.

Aquella primera librería…

Urbano, de Granada.


Pórtico, de Zaragoza.
Un lugar para leer.
Balcón frente al mar, en Motril.
En un vuelo trasatlántico.
-¿Se ha arrepentido alguna vez de editar un de sus libros?

Sí.

Sí.

-¿Qué sería si no fuera editor?

Ayudante de dirección en cine.

De pequeño jugaba a ser bibliotecario.

Un tipo de letra.

Celery

La Celery que acompañaba al principio nuestro logo, o una elegante garamond.
¿Tiene e-book?
Sí.
Sí.

¿Cuál de los dos es más obsesivo con su trabajo?


Él.

Yo...

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