Veintidós cuentos picantes.
Félix María Samaniego.
Edición de Alfonso Martínez Galilea.
Ilustraciones de Javier Jubera García.
Pepitas de calabaza.
Formato: Cartoné. 22 x 15 cm.
124 páginas.
PVP: 17€.
Fecha de publicación: septiembre de 2012
A Félix María Serafín Sánchez de Samaniego Zabala (Laguardia, Álava, 12 de octubre de 1745–ibídem, 11 de
agosto de 1801) lo conocemos especialmente por sus célebres e
hirientes fábulas en verso, que lo alinean con otros clásicos del género como Fedro,
Esopo o La Fontaine,
"La paloma", "Congreso de ratones", "La
cigarra y la hormiga", "El perro y el cocodrilo" o "La zorra y las uvas" son algunas
de las más conocidas entre las más de 150 que integran los 9 libros en las que aparecieron
las Fábulas en verso castellano para el uso del Real Seminario Bascongado y que
le valieron una encendida disputa con su antiguo amigo Tomás de Iriarte, quien
apenas un año después de que Samaniego presentara su primera colección publicó
la suya denominándola la “primera colección de fábulas enteramente originales”.
Menos conocida ha sido normalmente su colección
de poesía erótica, compuesta al estilo de las Fábulas eróticas de Jean de la Fontaine, y que pareció publicada
por primera vez con el título de El jardín de Venus.
“Compuso, pues, Samaniego, aparte de sus
fábulas –decía Marcelino Menéndez y Pelayo, para quien “los fabulistas, como
todos los moralistas laicos, han solido ser gente de muy dudosa moralidad”, en
su célebre Historia de los heterodoxos españoles–, una copiosa colección de
cuentos verdes, que algunos de sus amigos más graves (mentira parecería si no
conociéramos aquel siglo) le excitaban a publicar, y que todavía corren
manuscritos o en boca de la gente por tierras de Álava y La Rioja”.
Merced a estos escritos y a otros de
carácter anticlerical, Samaniego se granjeó la persecución de la Inquisición, quien le abrió proceso y que le
confinó durante varios meses en un convento en Portugalete aunque, afortunadamente, sus buenas relaciones impidieron que las consecuencias fueran mayores.
Una selección de estas inolvidables
narraciones eróticas, jocosas y deslenguadas es la que nos presentan ahora bajo el título Veintidós cuentos picantes, los
riojanos responsables de Pepitas de Calabaza. Editadas por Alfonso Martínez Galilea (Logroño,
1959) e ilustradas por Javier Jubera García (Logroño, 1982), nos encontramos
aquí ante unos cuentos frescos (y acalorados a la vez) protagonizados –como en
tiempos del Arcipreste, y recogiendo la mejor tradición satírica y procaz de
nuestras letras–, por frailes, monjas, viudas, malmaridadas y hasta algún obispo.
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