El islam frente a las otras religiones es
el título del nuevo ensayo editado por Almuzara, una más que interesante editorial andaluza en crecimiento que publica aquí una
obra del doctor en Filología Árabe por la Universidad de Sevilla, José F. Durán
(Valladolid, 1967), que quiere con este libro desterrar ciertos malentendidos y
controversias suscitadas en la actualidad respecto a la relación entre el Islam
frente a otras creencias.
En su investigación, este doctor en
Filología Árabe por la Universidad de Sevilla, co-autor del Diccionario de las
tres religiones y responsable de trabajos como El conflicto árabe-israelí. Una visión
no estatolátrica o el no publicado
todavía El ateísmo en el mundo islámico, entre otros, asevera que Occidente asiste a un ostensible
retorno hacia una islamofobia que se creía ya superada, y a una regresión a
visiones culturalistas que funcionan como el equivalente de la ideología
racista previa a la derrota de los nazis en la Segunda Guerra Mundial. Al mismo
tiempo, a juicio de Durán, en muchos países musulmanes se aprecia el auge de un
culturalismo islamista, igualmente desquiciado, que ejerce entre la población
la misma función mistificadora que la islamofobia entre numerosos occidentales
e hindúes.
Intentar comprender esta connivencia para
poder prevenir por un lado la islamofobia, y el fanatismo sectario islamista,
por otro, es uno de los objetivos de este estudio que a día de hoy –como nos
recuerdan desde la propia esditorial– adquiere, si cabe, más vigencia, a tenor
de los últimos acontecimientos acaecidos en torno a la exhibición de la película La inocencia de los musulmanes y el posterior desencadenamiento de una
ola de protestas fanáticas exacerbadas.
La tesis que propone el investigador para
explicar un enfrentamiento que califica de "patología" podría estribar en el hecho de que
durante décadas en el mundo islámico la religión ha sido utilizada por los
regímenes dictatoriales, las oligarquías locales y los gobiernos occidentales
para contrarrestar las luchas de los pueblos por su liberación política,
social, personal y anticolonial; mientras que para combatir a la izquierda y a
los panarabistas más o menos laicos, EE.UU, Arabia Saudí, Pakistán y otros,
utilizaron a los islamistas contra los ateos.
En la actualidad, el fanatismo religioso
es, según este investigador, una cortina de humo para desviar la
atención de los problemas reales de los pueblos: despotismo político,
desigualdades sociales abrumadoras, pobreza, falta de libertades, capitalismo
salvaje dependiente. Durán afirma que “todos los reaccionarios están
interesados en que estas cuestiones pasen a un segundo plano y no se hable más
que de una película de la que nadie ha visto más que un tráiler grotesco, o de
unas caricaturas de un semanario satírico francés que no debería ofender a
nadie”. Y es que, concluye el autor, “tras los fanáticos de la islamofobia y el
fanatismo islamista hay intereses muy poderosos que actúan a dúo”.
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