miércoles, 17 de octubre de 2012

Byung-Chul Han analiza en 'La sociedad del cansancio' el cambio de paradigma que está sufriendo el agotado hombre occidental



La sociedad del cansancio.
Byung-Chul Han.
Traducción de Arantzatzu Saratxaga Arregi.
Herder Editorial.
Formato: Rústica con solapas. 12.2 x 19.8 cm.
80 páginas.
PVP: 12.50€ (IVA incluido).
Fecha de aparición: 5 de octubre de 2012.

Byung-Chul Han, una de las voces filosóficas más innovadoras que ha surgido en Alemania recientemente, afirma en este inesperado best seller, cuya primera tirada, aparecida en en eaño 2010, se agotó en unas semanas, que la sociedad occidental está sufriendo un silencioso cambio de paradigma: el exceso de positividad está conduciendo a una "sociedad del cansancio" (Müdigkeitsgesellschaft). Así como la sociedad disciplinaria foucaultiana producía criminales y locos, la sociedad que ha acuñado el eslogan Yes we can produce individuos agotados, fracasados y depresivos.

Para el autor del HfG de Karlsruhe, autor de una quincena de títulos sobre ética, crítica cultural o filosofía, la resistencia solo es posible en relación con la coacción externa. La explotación a la que uno mismo se somete es mucho peor que la externa, ya que se ayuda del sentimiento de libertad. Esta forma de explotación resulta, asimismo, mucho más eficiente y productiva debido a que el individuo decide voluntariamente explotarse a sí mismo hasta la extenuación. Hoy en día carecemos de un tirano o de un rey al que oponernos diciendo No. En este sentido, obras como Indignaos, de Stéphane Hessel, no serían de gran ayuda, ya que el propio sistema haría desaparecer aquello a lo que uno podría enfrentarse. Resulta muy difícil revelarse cuando víctima y verdugo, explotador y explotado, son la misma persona.

En
La sociedad del cansancio, obra publicada por Herder Editorial, Han señala que la filosofía debería relajarse y convertirse en un juego productivo, lo que daría lugar a resultados completamente nuevos, que los occidentales deberíamos abandonar conceptos como originalidad, genialidad y creación de la nada y buscar una mayor flexibilidad en el pensamiento: “todos nosotros deberíamos jugar más y trabajar menos, entonces produciríamos más”. Algo que no deja de ser, en cualquier caso, para el autor una utopía inalcanzable para una sociedad en la que todos, incluso el ejecutivo mejor pagado, trabajamos como esclavos aplazando indefinidamente el ocio.

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