Poesía Completa.
Zbigniew Herbert.
Traducción de Xaberio Ballester.
Lumen.
Formato: Tapa dura. 15,7 X 23,7cm.
640 páginas.
Fecha de publicación: noviembre de 2012.
A pesar de ser considerado de forma
unánime como uno de los grandes poetas del siglo XX (e integrante, por lo
tanto, de esa reducida y selecta familia en la que se inscriben nombres como T.S. Eliot, W. H. Auden, Joseph Brodsky o sus compatriotas Czeslaw Milosz o WislawaSzymborska), la acogida que la comunidad hispanohablante le había dispensado a Zbigniew
Herbert (1924-1998) había sido hasta ahora más que modesta,
si no es que directamente ridícula.
Por fin, catorce años después de su
muerte, su voz renace por primera vez en castellano, gracias a la versión de su
poesía completa que el catedrático de filología latina de la Universidad de Valencia Xaverio Ballester ha elaborado paciente y primorosamente para Lumen.
Compuestos en un estilo coloquial y complejo a un tiempo, sus poemas transitan
por un espacio en el que se entreveran el mito, la historia, la política, el
arte y la intimidad. Ecos cavafianos nos llegan con claridad pero su mirada, para adelantarnos a posibles malentendidos, no se
detiene en el puro esteticismo ni en la delectación contemplativa, sino que, anclándose en la herencia cultural
occidental y en el sentimiento de orfandad que le imprime la conciencia de ser
un europeo del Este, se yergue, como lo
definió Joseph Brodsky, como “el gran ironista de la historia”.
El
propio Ballester nos
recuerda en su prólogo cómo Herbert nació “en la Leópolis de la diócesis
latina, la Lemberg de la Galitzia de los austrohúngaros, la polaca Lwów, la
soviética L’vov y la actual L’viv ucraniana, detalle por sí mismo asaz
significativo del trajín históricamente vivido en estos confines”. Su “lucidez
de hielo” lo convierten así –traemos de nuevo a Brodsky– en “un poeta para nuestro
tiempo”, que es casi como decir en un poeta para todos los tiempos.
Desde un punto de vista formal, como
señala el poeta y también traductor Antonio Rivero Taravillo en la reseña aparecida hace unos días en Estado
crítico, la poesía de quien también cultivara el teatro (y de manera
particular el monólogo dramático) y el ensayo, se caracteriza por “la falta de
puntuación, el sangrado de estrofas como subtextos o ramificaciones, la
abundancia de poemas en prosa que trasladan las fronteras de los géneros (…) y
la recurrencia de una máscara (al modo de las de Hanrahan o Robartes de Yeats,
no al de los heterónimos de Pessoa): Don Cogito, un personaje en que se
desdobla el autor en varios de sus libros.”
Como decíamos al inicio, la poesía de este
escritor perseguido por el régimen comunista, viajero infatigable y poseedor de
una extraordinaria formación intelectual ha permanecido casi inédita en nuestro
idioma hasta fecha reciente, en que editoriales como Hiperión o Acantilado decidieron apostar tímida pero decisivamente por su recuperación. Como su Poesía Completa pone de
manifiesto, este extraordinario poeta es capaz de arrastrar al lector a través
de poemas largos, eucrónicos, culturalistas (que no pedantoides) y alegóricos al igual que sorprendernos
con destellos breves y contundentes, como se aprecia en Informe desde la ciudad sitiada y otros poemas, alegato contra la
opresión de la sociedad polaca bajo la ley marcial, donde hallamos
composiciones tan potentes y turbadoras como esta:
Un país
En la misma esquina de este viejo mapa hay un país que añoro.
Es la patria de las manzanas, las colinas, los ríos perezosos, del vino agrio y el amor.
Por desgracia una gran araña tejió sobre él su tela
y con su viscosa saliva cerró las puertas del sueño.
Y es siempre así: el ángel con la espada de fuego, la araña y la conciencia.
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