El horror de Dunwich.
H. P. Lovecraft.
Ilustraciones de Santiago Caruso.
Traducción de Elvio E. Gandolfo.
Libros del zorro rojo.
Formato: Rústica con solapas. 14,5 x 21,5
cm.
88
páginas.
Fecha de publicación en 'Illustrata': noviembre de 2012.
El
horror de Dunwich es,
sin duda, uno de los relatos más inquietantes (y cada vez por fortuna más
conocidos) no ya sólo de la literatura de H. P. Lovecraft (Providence,
1890-1937), sino de toda la historia del género de terror. Escrito en 1928 y
publicado por primera vez en la revista Weird
Tales un año más tarde, esta novela corta se inscribe en la órbita de las
historias que integran los célebres Mitos de Cthulhu.
Deudor de otro maestro de tinieblas como
el escritor Arthur Machen, el relato narra la historia de Wilbur Whateley, hijo
de Lavinia Watheley, una mujer albina y deformada cuyo padre, mentor del muchacho,
se sospecha que practica la brujería. Wilbur, precoz y monstruoso espécimen de
una solitaria familia de la “extraña y apenas poblada comarca” de Dunwich,
crece a una velocidad inusitada y se cree que el granero familiar alberga a un
ser extraño y descomunal que obliga a sus moradores a ampliar constantemente la
construcción. Cuando el viejo Whateley, que instruye a Wilbur en las ciencias
ocultas, fallece Lavinia desaparece de forma súbita. Es en ese momento cuando
su hijo descubre que a la edición del Necronomicón
heredada de su abuelo no está completa y decide aventurarse en la Universidad
de Miskatonic con la intención de completar el grimario.
El secreto no puede, no debe, ser
revelado a los hombres: las fuerzas del mal perviven y pueden invocarse. Pero
Wilbur, que tras fracasar a la hora de hacerse con el volumen intentará robar
el libro prohibido, las desatará fatídicamente. El periodo del horror comienza.
Algunas de las peeturbadoras ilustraciones de Santiago Caruso para 'El horror de Dunwich' de H.P. Lovecraft |
Como siempre que hablamos de Libros del zorro rojo, además de la calidad literaria de textos como el que mencionamos,
hay que dedicar algunas palabras a destacar la presentación. Y si bien de
manera general el nivel no suele bajar del notable alto en este caso se roza
verdaderamente la excelencia gracias al trabajo realizado por Santiago Caruso (Buenos Aires, 1982),
que nos dejó una de las mejores representaciones gráficas que El librófago ha
contemplado del imaginario de Lovecraft.
Las vigorosas ilustraciones del joven artista argentino, que también ha colaborado con este sello en la edición de La condesa
sangrienta de Alejandra Pizarnik, elevan este pequeño volumen a la
categoría de imprescindible para todos aquellos amantes no ya únicamente del
“horror cósmico” sino de los libros en general. Cuatro años después de su
puesta de largo, la publicación de este título dentro de la colección
Illustrata nos permite disfrutar ahora de la misma calidad gráfica y literaria
que caracteriza las publicaciones de esta casa, en un formato y precio
reducidos.
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