El
extranjero.
Albert Camus.
Traducción de José Ángel Valente.
Ilustraciones de José A. Muñoz.
Alianza Editorial.
144 páginas.
PVP: 22 €.
Fecha de publicación: abril de 2013.
“pensé que, al cabo, era un domingo de menos, que mamá estaba ahora enterrada, que iba a volver a mi trabajo y que después de todo, nada había cambiado…”
Resulta difícil imaginar,
especialmente en un tiempo en que no sobran precisamente libros capaces de
convertirse en hitos (aunque más probablemente lo que falten sean lectores), el impacto que una novela como El
extranjero pudo causar en la cultura europea de su tiempo. Corría 1942 y
con el telón de fondo de un mundo desgarrado por dos guerras en apenas un
cuarto de siglo, Albert Camus se hacía un lugar de excepción en las letras francesas
de su siglo al regalarnos esta píldora envenenada sobre la vida del hombre
absurdo por antonomasia, de ese tipo insensible, indiferente y gris o, como lo
definiría Mario Vargas Llosa, del “pasivo, rutinario e instintivo en un grado
poco menos que animal” Mersault.
No son los grises, sin embargo, los que
predominan gráficamente en la edición que Gallimard, con motivo del centenario
del nacimiento del escritor, encargó al ilustrador argentino José Muñoz, discípulo
reconocido de Hugo Pratt (de quien Confluencias, por cierto, acaba de publicar El deseo de lo inútil) o Alberto Breccia y creador de numerosos personajes conocidos en el mundo de la historieta,
y que en este mes de abril estará a la disposición de los lectores españoles de
la mano de Alianza Editorial, sino el negro que sobre un fondo blanco (el dominio del claroscuro es seña de identidad del ilustrador) y con una
especie de movimiento fílmico trata de atrapar el tiempo lento, casi congelado,
pese a ser abrasador, de esa Francia colonial que fue la patria chica de Camus
y de la que, de un modo u otro, un siglo después de que su familia se instalara
desde la metrópolis en busca de una vida mejor, nunca pudo desprenderse.
Una de las ilustraciones de José Muñoz para El Extranjero de Albert Camus. |
Muñoz, quien ha ilustrado a lo largo de
su carrera a otros grandes escritores, como Roberto Arlt, Horacio Quiroga o
Julio Cortázar y que, formado en el cine de la época clásica, se ha
especializado en trabajar con ausencia de color, se habría inspirado en el
rostro del propio Camus para el protagonista de la novela, aunque reconoce que
a la figura le añadió unos toques de Robert Mitchum.
El resultado es una fenomenal edición
especial en gran formato sobre la obra cumbre del existencialismo literario que
se yergue sobre la excelente y ya clásica traducción de José Ángel Valente y
que supone una poderosa invitación a que decidamos afrontar de nuevo ese viaje
oscuro, interrogativo pero epifánico a la vez que, partiendo de la dura
indiferencia ante la muerte de la madre –“Hoy, mamá ha muerto. O tal vez ayer,
no sé”– va a concluir ciento y pico páginas más tarde con un protagonista,
vaciado de esperanza después de su primera y última explosión de cólera a lo
largo de toda la obra, acaso de su vida, dejándose invadir por la “tierna
indiferencia del mundo”.
- Aquí abajo puede ver y escuchar a José Muñoz hablando para Revista Ñ de la elaboración de esta edición, de su visita a Argel para empaparse del entorno y de la indiferencia “megagaláctica” del protagonista. Muy interesante.
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