martes, 12 de marzo de 2013

Luis Pérez Ochando nos descubre las claves del cine de George A. Romero, director de ‘La noche de los muertos vivientes’, en ‘Cuando no quede sitio en el Infierno’


Cuando no quede sitio en el Infierno.
George A. Romero.
Luis Pérez Ochando.
Akal.
Formato: 15,5x21 cm.
192 páginas.
PVP: 12€.
Fecha de publicación: febrero de 2013.

Los espectadores, en su mayoría niños y adolescentes, que el 1 de octubre de 1968 se acercaron al Fulton Theater de Pittsburgh para asistir al estreno de La noche de los muertos vivientes no tenían ni idea de lo que estaban a punto de presenciar.  Acostumbrados como estaban a disfrutar de pelis de terror en las matinés de los domingos, y a falta de un mes para que entrara en vigor el MPAA rating que calificaba por edades la aptitud de los filmes, la conmoción fue mayúscula cuando se enfrentaron a aquella “orgía de sadismo” como la definió en las semanas siguientes algún colaborador de la revista Variety. La calidad de los gritos, las lágrimas, los estremecedores silencios que inundaron la sala eran la prueba de que acababan de ver algo más que una peli de terror entre otras. Muchos de aquellos jóvenes no olvidarían aquella hora y media de delirantes imágenes en blanco y negro en mucho tiempo.

Inspirándose en la novela de ciencia ficción de Richard Matheson Soy leyenda, a la que supo darle un sorprendente giro de tuerca y con un presupuesto de apenas 114.000 dólares –que terminaría generando en taquilla la nada despreciable cantidad de 30 millones en todo el mundo–, George A. Romero, a pesar de la recepción en ocasiones cruel que le tributó la prensa al filme en un primer momento, consiguió con esta historia en la que un variopinto grupo de humanos trata de resistir en una cabaña el asedio de esas legiones de muertos vivientes que cada vez en mayor número se agolpan junto a la puerta,  iniciar una carrera que en parte gracias a este primer largo le llevaría a convertirse en un cineasta de culto, aclamado por millones de espectadores e incluso respetado por la crítica.

Sin embargo, a pesar de la influencia que la obra del considerado como padre del cine de zombis (esta palabra no es utilizada, sin embargo, en ninguna ocasión en el filme, apareciendo en sustitución el término ghoul) tuvo en las décadas siguientes, que no se reduce a este clásico ni a sus secuelas ni se limita a un subgénero, y de lo que supusieron sus películas como radiografías de una época determinada –de hecho la propia La noche de los muertos vivientes está considerada por muchos como una cinta subversiva que critica diferentes aspectos de la sociedad estadounidense, la Guerra Fría, Vietnam o el racismo– sorprende que, especialmente en el mundo de habla hispana, y pese a descender de hispanocubanos, Romero siga siendo un cineasta relativamente poco conocido.

Con el propósito de rellenar esa laguna el especialista en cine de terror y cofundador de L'Atalante. Revista de estudios cinematográficos, Luis Pérez Ochando, nos ofrece en Cuando no quede sitio en el Infierno – frase con la que se promocionó en su día la Dawn of the Dead o El amanecer de los Muertos–, un completo análisis de la filmografía del realizador, publicado por Akal, en el que desglosa las claves temáticas y estéticas de un cine tan desasosegante como personal que ha pasado a formar parte del acervo popular del siglo XX.


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