La concepción artística y el trabajo de diseño son elementos que adquieren especial relevancia para los responsables de esta audaz propuesta editorial. |
Desde hace algún tiempo, el librófago se
venía preguntando quiénes eran estos “ginger ape” de los que de un modo
esporádico venía oyendo hablar. ¿Y esos Thompson&Thompson bajo los que se amparan? Se los encontraba puntualmente en el facebook,
los veía actuar como una guerrilla cultural salida de la clandestinidad para aquí
o allá azotar al casual observador con acciones subversivas que no terminaba
de comprender muy bien. Vale, vais de listos pero ya me enteraré, me decía. Todavía era
incapaz de comprender el que suscribe que todo aquello obedecía a una estrategia de comunicación basada en la interacción corporativa, los modernos
métodos de propagación viral, la autorreplicación de ideas y todas esas
modernuras. Simplemente, ante esa, en apariencia, errática actividad, como ese
bondadoso policía de las películas antiguas al que Manolito se le colaba siempre
entre las piernas tras hacer la penúltima trastada, tomaba nota y mascullaba: ya os
pillaré.
Y ese momento ha llegado. Sus fechorías
han sido puestas al descubierto. No lo diré muy alto por no ofender a nadie.
Pero… estaban trabajando.
Revolucionario.
Pero, ¿a qué se han dedicado durante este
tiempo estos autoproclamados menonitas libertarios? Pues, nada menos, que a
poner en marcha una editorial. ¡Toma! ¡Otra! ¡En plena crisis! Sí, toma, otra, en
plena crisis, pero queda claro desde el primer momento que no se trata simplemente
de una más. Cualquiera que, por simple curiosidad, decida asomarse a su
página web, donde ya se pueden conseguir sus primeros títulos, descubrirá sin ningún
género de duda que no se encuentra ante un sello "normal".
Más que una editorial o una productora –porque
ésa es la otra vertiente que ambiciona impulsar esta joven empresa-, Ginger Ape
Books & Films nace con la intención de convertirse en un “generador de contenidos culturales de consumo”
que le devuelva a la sociedad el fruto de su creatividad. Para alcanzar esta máxima,
apuestan –y así se pone de manifiesto desde sus primeros trabajos- tanto en la
búsqueda y reconocimiento de autores y contenidos originales, de líneas
temáticas inexploradas, como en el redescubrimiento de autores y creaciones
olvidadas, de producciones ignoradas o injustamente relegadas del patrimonio
cultural universal.
Y encima querrán ganar dinero estos
señores, dirá alguno. Pues sí, hombre, que son editores que no idiotas, aunque
ambas cosas no se excluyan necesariamente. Pero, no solo eso, zoquete, habría en
cualquier caso que añadir. Pues, si bien
ya están implementando una serie de acciones con carácter abierto y gratuito
(en este sentido, una de sus colecciones es estrictamente digital y está
inspirada en las políticas de Creative Commons), Ginger Ape es una actividad
empresarial y, como tal, ha de encontrar la forma de que resulte viable
económicamente.
De este modo, y al tiempo que exploran
vías que permitan estrechar los lazos con el lector (mediante suscripción o a
través de las plataformas de crowdfunding), sus impulsores tienen claro que
deben cimentar un proyecto a la altura de los nuevos tiempos, razón por la que, ante
el incierto destino al que parece abocado el sector del libro –que días
atrás observábamos en este mismo blog- , están dispuestos a aprovechar las
múltiples y renovadoras oportunidades que la realidad digital ofrece a la
comunidad librera. Así, desde la editorial apuestan por la doble distribución:
ya emplazando sus títulos en los tradicionales puntos de venta, ya insuflando a
sus obras más larga vida mediante la e-distribución y los mecanismos de
impresión bajo demanda, formas éstas que permiten anclar un fondo de
catálogo más allá de los habituales ciclos de distribución y rápida reposición,
factores tan letales a medio plazo para la sostenibilidad del actual sistema,
como asimismo aludíamos en el citado post.
En este sentido, el libro electrónico, en
todos sus formatos y plataformas, adopta, para Ginger Ape una importancia fundamental,
pues, según apuntan, no sólo avanza en la difusión de la cultura a gran escala,
sino que, en conformidad con su compromiso con el Medio Ambiente, elimina de la
cadena de producción aquellos elementos que mayor impacto producen en la
Naturaleza.
Ya se encuentran disponibles las primeras novedades de Ginger Ape. |
De acuerdo, todo eso está muy bien, pero
lo que verdaderamente importa. ¿Qué libros nos ofrecen? Pues, de momento, ya tienen
preparada una ofensiva con cuatro variados títulos. Historia
de la mujer semilla de Gloria Lizano López, un hermoso cuento ilustrado que
fue presentado en la pasada Feria del Libro de Jaén, y El sombrero del cura de
Emilio de Marchi, un clásico de la novela negra que dio origen al popular
género giallo italiano ya se encuentran a la venta y en las próximas semanas se
les unirán otros dos lanzamientos. Por un lado, aparecerá la novela histórica Los
Inquisidores de Granada y, por otro, la espléndida colección de cuentos del escritor bohemio de inicios del siglo XX, Luis Antón del Olmet, que lleva por
título Historias de asesinos, tahúres, daifas, borrachos.
Es solo un anticipo dentro de un catálogo
de títulos y autores reunidos en cinco colecciones diferentes que, a dos años
vista, pretende alcanzar la veintena de obras. Por el momento, se han cerrado
acuerdos de publicación con varios escritores, algunos de reconocido prestigio
en el mercado anglosajón y que, aseguran, no dejarán indiferentes a nadie. Asimismo, también están inmersos en la reedición y estudio de algunas destacadas obras de finales del siglo
XIX y principios del XX, además de acometer la traducción de títulos
ingleses, franceses, portugueses e italianos.
En definitiva, que para ser unos
terroristas de la Cultura, lo que da pavor es lo que trabajan estos señores. Mucho
me temo que vaya siendo cada vez más fácil seguirles los pasos. En cualquier
caso, no se despisten.
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