Anna Ajmátova (1889-1966) |
Todas las almas de la gente que amo
están entre las estrellas: afortunada, al fin,
ya a nadie puedo perder, y sí puedo llorar.
El aire invita a repetir canciones.
Un desmayo plateado, en la orilla,
acaricia el brillo de las aguas de septiembre.
Del pasado se alza mi sombra
y viene silenciosa a mi encuentro.
Aunque muchas liras cuelguen de esas ramas,
también hay, parece, lugar para la mía.
Y esa lluvia dulce, soleada,
como buena noticia, trae consuelo.
Anna Ajmátova, 1944.
(Traducción de Monika Zgustova y Olvido García Valdés)
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