jueves, 23 de agosto de 2012

Philip K. Dick sigue más vivo que nunca treinta años después de su muerte (y del estreno de Blade runner)



Philip K. Dick, observado por una oveja eléctrica descarriada, presencia desde el dintel de 'The Bradbury' una escena de Blade runner, adaptación de su novela más célebre.
"El Nexus-6. Finalmente lo había conocido. Rachael era un Nexus-6, si duda alguna. "El primer androide de ese tipo que he visto -se dijo-. Y poco ha faltado para que los Rosen minaran nuestra confianza en el test de Voigt-Kampff, el único instrumento que permite descubrirlos. Casi lo han logrado. La Rosen Association ha hecho un buen trabajo, o al menos un intento, para defender sus productos. Y debo enfrentarme a otros seis para terminar la tarea", reflexionó Rick. Se ganaría cada centavo de esas bonificaciones.
Suponiendo que llegara vivo al final".

Philip K. Dick, ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?

Más de 120 relatos y hasta 36 novelas conforman la producción de Philip Kindred Dick, uno de los escritores más influyentes de nuestro tiempo. Difícil concebir la industria del entretenimiento, en particular del cine, sin su decisiva contribución en el ámbito de la Ciencia ficción, que ha poblado la imaginación de millones de personas –más espectadores que lectores, por desgracia- en todo el mundo.

Sin embargo, a pesar de su renombre universal, el escritor que alumbró la excepcional ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas? –de donde surgiría, en adaptación muy libre, el guión del mítico filme Blade runner-; el autor que dio forma al relato que Steven Spielberg transformaría años más tarde en la notable Minority report; el genio que quería llegar a un público masivo pero que consiguió sus mayores adhesiones entre los lectores más underground y buena parte de la élite intelectual y cuya influencia es rastreable en escritores tan dotados como Murakami, Bolaño o Martin Amis, murió prácticamente en la ruina, tan solo unos días antes del estreno de la obra mayor de Ridley Scott, con permiso de Alien, el octavo pasajero. Esto es, el 2 de marzo hizo treinta años.

Después de que en los últimos tiempos directores como Richard Linklater en la interesante A scanner darkly, basada en su novela homónima, o George Nolfi en la trepidante The Adjustment Bureau, que desarrolla su relato corto “Equipo de ajuste”, hayan revisitado su obra, otros cineastas como Len Wiseman, quien estrena el próximo mes su 'remake' de Desafío total, o el propio Scott, que también prepara una adaptación, en este caso, de uno de sus títulos más aclamados, El hombre en el castillo -Premio Hugo en 1963-, siguen aprovechando ese torrente imaginativo cuyos regatos se multiplican sin cesar.

Tal vez parte de su éxito se deba a que, como señala certeramente Josep Massot en un magnífico artículopublicado en La Vanguardia, su “escritura acelerada, ansiosa y desordenada trasciende su encasillamiento en la ciencia ficción, del mismo modo que Hammet o Chandler desbordaron la novela negra”. Su propia biografía nos ayuda a desentrañar el enigma de un escritor que fue forjando su leyenda de “maldito” fundiendo en una especie de fértil caos creador sus traumáticas experiencias personales –la primera y más conocida tiene que ver con  el hecho de que su hermana melliza muriera con apenas un mes de vida y sobre la lápida de la tumba se grabara su nombre junto al de la gemela añadiendo incluso la fecha de la muerte en blanco (1928-....)-, con su adicción a los alucinógenos y a sus cada vez más frecuentes episodios esquizoides, que le condujeron en 1974 a caer en una profunda crisis que le hizo creer que hablaba con Dios y que llevaba una doble vida en mundos paralelos. 
Su propia escritura se contagió de esa vida licenciosa, delirante, desparramada en la que no faltaron ni los sueños recurrentes, ni episodios de glosolalia, pasando por turbadores capítulos adivinatorios, todo mezclado con esa base de misticismo gnóstico que transfiere en mayor o menor medida a su obra y que han contribuido a hacerla especialmente atrayente y sugestiva.

A pesar de su “claudicación” a una literatura de corte popular (a la 'pulp fiction'), no por este motivo dejó de preguntarse en su obra acerca de algunos de los grandes interrogantes del ser humano (el tiempo, el poder, la realidad, el mal, Dios) hasta llegar a convertirse en uno de los autores más citados y en una de las "marcas" más sólidas de la cultura de nuestro tiempo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...