Viajes
del Adventure y el Beagle.
Diario.
Robert Fitz Roy.
Introducción y traducción de Armando
García González.
Libros de la Catarata.
Formato: 16x24 cm.
584 páginas.
PVP: 35€.
Fecha de publicación: abril de 2013.
Durante casi cinco años, tras haber
zarpado de la bahía de Plymouth el 27 de diciembre de 1831, el HMS Beagle, un bergantín de
la clase Cherokee de la Marina Real Británica reconvertido más tarde en una
bricbarca, realizó poniendo rumbo a América del Sur y las islas adyacentes, uno
de los viajes científicos más importantes y fructíferos de los tiempos modernos. A lo largo de su periplo, un joven Charles Darwin, mientras
el Beagle medía corrientes oceánicas y cartografiaba la costa, se dedicó a realizar
todo tipo de investigaciones geológicas en tierra firme y a recopilar
ejemplares, enviando regularmente sus hallazgos a Cambridge, mientras mantenía
una nutrida correspondencia con su familia que terminaría convertida en el
célebre diario
de su viaje.
Planta y alzado del HMS Beagle. |
Sin embargo, pese a ser el autor de El origen de las especies quien
terminaría convirtiéndose en el más eximio pasajero de la expedición, el
interés de esta aventura no se reduce a la fascinación que despierta la figura
del naturalista. A bordo iban también hombres como el capitán e hidrógrafo Robert Fitz Roy (Suffolk,
5 de julio de 1805–Surrey, 30 de abril de 1865), cuyo papel en los
descubrimientos de Darwin no es menor (aunque más tarde reconocerá sentirse
traicionado por las tesis del evolucionista enarbolando apasionadamente la
bandera de la fe) y que amén de excelente marino, destacó, entre otros campos,
por ser un relevante conocedor de las matemáticas de su tiempo. Su viaje de
exploración por las costas de América del Sur y las islas del Pacífico permitió
mejorar las cartas y levantamientos de esas costas, hechos en esas mismas
regiones entre 1826 y 1830 por los buques Beagle y Adventure y tanto en ese
viaje como en el posterior, realizado por esos buques comandados por Fitz Roy,
se llevaron a cabo –aparte de los de Darwin– importantes descubrimientos
meteorológicos y de ciencias naturales. Su interés por la meteorología le
permitió desarrollar técnicas básicas de previsión meteorológica y diseñar
instrumentos, como un barómetro y un termómetro prototipo de estación
meteorológica. También, quien tuviera
sus propias colecciones y se encargara de enviar a los museos británicos
diversos especímenes, inventó un sistema de señales y avisos de temporales que
salvó muchas vidas en los años siguientes y produjo las primeras previsiones
meteorológicas diarias.
La traducción del diario de Robert Fitz
Roy, personaje de gran carácter que como gobernador de Nueva Zelanda años más
tarde habría de vérselas con los colonos ingles por defender los intereses de
los maoríes, que Libros de la Catarata acaba de presentar –y que ya apareció
publicado en vida del autor– nos ofrece precisamente el relato de ese gran
marino y hombre de amplia cultura, miembro de la Royal Society que, enrolado en
una aventura de leyenda, terminaría quitándose la vida tras vivir innumerables peripecias casi dos décadas más
tarde aquejado de una profunda depresión.
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