jueves, 9 de mayo de 2013

Automática Editorial publica ‘El octavo día’, considerada por buena parte de la crítica como la mejor obra del novelista y dramaturgo estadounidense Thornton Wilder



El octavo día.
Thornton Wilder.
Automática editorial.
Traducción de Enrique Maldonado Roldán.
536 páginas.
PVP: 27€.
Fecha de publicación: mayo de 2013.


El octavo día –no confundir con El octavo día de la semana, publicado hace unos meses por este mismo sello– supuso el retorno a la novela de Thornton Wilder (Wisconsin, 1897 - Connecticut, 1975) después de que en 1948 publicase Los idus de Marzo. El autor, que en 1962 había decidido tomarse un descanso en su agitada vida estableciéndose en la pequeña localidad sureña de Douglas, había cumplido setenta años cuando cinco años más tarde puso el punto y final a la que sería su sexta y penúltima novela, una compleja historia de dos sagas familiares del pequeño núcleo minero de Coaltown (Illinois) en los albores del siglo XX, merecedora del National Book Award y considerada por buena parte de la crítica literaria como su obra cumbre.

A través de la peripecia de John Ashley, quien se ha escapado durante el trayecto en tren que lo conducía hacia su ejecución tras ser condenado por el ase­sinato, ¿deliberado o accidental?, de su mejor amigo, Breckenridge Lansing,dejando atrás dos familias destrozadas que deberán aprender a abrirse camino bajo la mancha que extiende el propio crimen no resuelto, Wilder –quien, por cierto, también participó en la década del 40 como guionista en La sombra de una duda, traza un extraño tapiz en el que se conjugan elementos como la esperanza, la amistad, la fe, la libertad, la envidia o el amor, sirviéndose de una polifonía inacabada en la que confluyen pensamientos y posiciones ante la vida de muy diversa índole.

“¿Es posible que se produzca alguna vez una «espiritualización» del animal humano?”, se pregunta en cierto momento el narrador. Y en la respuesta que da el doctor durante la celebración de la llegada del siglo XX, no resulta difícil adivinar la propia voz del autor, uno de los grandes escritores estadounidenses del siglo XX como dramaturgo y novelista, enmarcando buena parte del sentido profundo de la obra que ahora rescata Automática Editorial:
“La naturaleza nunca duerme. Los procesos de la vida nunca se detienen. La creación no ha llegado a su fin. El hombre no es el fin sino el principio. Nos encontramos al inicio de la segunda semana. Somos los hijos del octavo día. [...] En este nuevo siglo debemos ser capaces de ver que la humanidad inicia una nueva etapa de desarrollo. [...] El doctor Gillies estaba mintiendo con todas sus fuerzas. No tenía ninguna duda de que el siglo que se iniciaba sería demasiado funesto para ser contemplado, es decir, como el resto de siglos”.
  • Puede leer aquí las primeras páginas de El octavo día.

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