Piel roja es la última entrega de lo que Juan
Gracia Armendáriz (Pamplona, 1965) denomina “trilogía de la enfermedad”. Si en La
Línea Plimsoll (2008) el autor abordaba el tema desde los parámetros de la
novela y en Diario del hombre pálido (2010) lo hacía desde el testimonio
personal, en Piel roja, sin perder elementos de las obras precedentes, como el
humor o el lirismo, el lector se encontrará esta vez con un diario que se lee
como una novela o con una novela autobiográfica presentada en forma de diario,
de “barridos de hojarasca”.
Lo importante, en cualquier caso, es el
deseo del autor de que el lector quiera subirse desde la primera página al
caballo del protagonista para acompañarlo en su viaje hacia los peligrosos
territorios donde aguarda, entre la esperanza y la incertidumbre, la salud. Una salud
quebrantada, marcada por una insuficiencia renal, que ocupa un lugar central de
la historia desde el mismo título. Y es que éste –que tanto debe a un famoso
cuento de Kafka- expresa toda una alegoría de la situación por la que atraviesan
quienes, a causa de la diálisis y de los tratamientos a base de inmunosupresores,
presentan una mórbida palidez que solamente un sol sanador capaz de curtir la piel puede
renovar.
Esta cabalgada “sobre un caballo veloz, a través del viento, constantemente sacudido
sobre la tierra estremecida” –como en el relato del escritor checo-,
que el autor culminó mientras esperaba su segundo trasplante, y en la
que se incorporan otros elementos autobiográficos de un pasado más o menos
cercano, como la compleja y entrañable relación con su padre, vuelven a poner de actualidad a un escritor que ha sido alabado por críticos como Ricardo Senabre por su capacidad de combinar sus dotes de narrador con las de prosista.
Con este libro, editado por Demipage, Gracia Armendáriz cierra un ciclo. A nivel físico, como ha manifestado estos días en alguna entrevista, le queda “una bala en la recámara”. Un tercer trasplante. Pero, como autor con una verdad por contar que trasciende lo biográfico, este antiguo cronista de sucesos y profesor universitario que ha cultivado también con éxito la microficción, ya se encuentra preparando una nueva novela. Que sean muchas más.
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