Goethe se muere.
Thomas Bernhard (trad. de Miguel Sáenz).
Alianza Literaria.
Cartonado. 16 x 23 cm.
120 páginas.
PVP: 16,00€ (IVA incluido).
PVP: 16,00€ (IVA incluido).
Septiembre 2012.
Escritos entre 1982 y 1983, seis años
antes de su muerte, los cuatro relatos que recoge este volumen que se publica
estos días en versión de su biógrafo y traductor Miguel Sáenz, aparecieron en
distintas publicaciones y no en un único libro, como era la primera intención
del escritor austríaco y como le comunicó a su editor alemán, Siegfried Unseld.
Alianza Editorial ha cumplido, pues, esta
vieja aspiración compilando cuatro textos en los que se condensan los elementos
más característicos de la escritura de Thomas Bernhard, tanto desde el punto de vista
compositivo como en lo que atañe a la expresión de ese estilo irónico,
provocador, paradójico e irreverente que articula su obra.
Un estilo capaz de sacarle una sonrisa al
lector, pero también portador de la semilla de un malestar capaz de hacer
brotar en quien se acerque demasiado una sensación de profunda zozobra. El pesimismo
sobre el género humano y su obsesión por la muerte y la autodestrucción no están,
pues ausentes de “Goethe se muere”, “Montaigne. Un relato”, “Reencuentro” o “Ardía.
Relato de viaje para un amigo de otro tiempo”, textos que nos devuelven al
Bernhard más crítico con la sociedad contemporánea y, de forma particular, con
la sociedad austriaca, a la que nuevamente fustiga sin piedad.
En algunos momentos este Orlando furioso
de las letras –que igual que se reía por escrito de la sociedad biempensante de su tiempo, se despachaba a gusto también al recibir uno de esos honores que tanto detestaba (y que
aceptaba por dinero, lo que le hacía detestarse aún más a sí mismo)- nos
recuerda en el tono a aquel Nietzsche que en Ecce homo fustigaba de modo
implacable a los alemanes –el creador de Genealogía de la moral se reivindicaba con vehemencia austríaco-, con la
diferencia de que ahora, el autor de la llamada “pentalogía autobiográfica” -compuesta
por El origen, El sótano, El aliento, El frío y Un niño- arremete contra su
país y toda Europa, sin dejar a resguardo a nadie, ni siquiera a sí mismo.
Valga como demostración este pequeño
fragmento de una de sus últimas provocaciones, hasta la fecha presente inédita en
español, y que forma parte del relato que lleva por título "Ardía. Relato de viaje
para un amigo de otro tiempo":
“Los europeos se aburren mortalmente y sólo para escapar a ese mortal aburrimiento europeo se meten por todas partes en el, así llamado, Tercer Mundo. Lo misionero es una antivirtud alemana, que hasta ahora sólo ha traído al mundo desgracias, que ha precipitado siempre el mundo entero en crisis. La iglesia ha envenenado a África con su repulsivo Buen Dios y ahora está envenenando con él a América Latina. La iglesia católica es la envenenadora del mundo, la destructora del mundo, la aniquiladora del mundo, ésa es la verdad. Y el alemán de por sí envenena continuamente todo el mundo de fuera de sus fronteras y no descansará hasta haber envenenado mortalmente a todo ese mundo. Por eso hace tiempo que me he retirado totalmente dentro de mí, de mi antimanía de querer ayudar a la gente en África y en Sudamérica. No se puede ayudar a la gente en nuestro mundo, que está lleno de hipocresía desde hace ya siglos. Al mundo como a la gente no se los puede ayudar, porque ambos son por completo hipocresía.”
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