Dioses sin hombres.
Hari Kunzru (trad. de María Fernández Soto).
Alfaguara. Col: Literatura.
Rústica. 15x24 cm.
448 páginas.
PVP: 19,5.
Precio Ebook: 9,99 €.
Fecha de publicación: 05 de septiembre de
2012.
Gracias a la aparición de un libro como Read Me: A
Century of Classic American Book Advertisements del crítico de The New York Times Dwight Garner, he podido constatar algo que ya sospechaba: que esa
estrategia comercial para promocionar un libro basada en entresacar los elogios
que personas dotadas de la suficiente autoridad en un determinado ámbito –ya
sean críticos, escritores, intelectuales u otras figuras socialmente
prestigiadas-, cuando no directamente provenientes del propio medio como
entidad despersonalizada (que The New Yorker, así a secas, considere, por
ejemplo, que un libro es “imprescindible” cotizaría en un verde inmarcesible en la bolsa de la excelencia contraportadística-,
esa estrategia, digo, no es ni mucho menos reciente.
De este modo, era aún Norman Mailer casi un novelista de pecho cuando ya
se podían leer anuncios en prensa que recogían comentarios de otros periódicos
que hablaban en los más elogiosos términos del autor, por ejemplo, para
ceñirnos a un caso real, de The Naked and the Dead. No sabemos si por hacer
publicidad indirecta del Philadelphia Inquirer, que destacaba que el libro
estaba “lleno de escenas memorables”, o del N.Y. Herald Tribune, quien afirmaba
que con esta novela “impactante” Mailer se ponía a la altura de “los mayores novelistas
americanos”, el medio nodriza aumentaba su tarifa, pero lo que ya entonces
estaba claro (el libro en cuestión es de 1948, aunque la técnica es muy
anterior) es que pocas formas podían resultar más efectivas para “vender”
cualquier producto cultural, ya fuese una película, un disco o un libro, que
una crítica favorable de alguien conocido, y cuanto más breve e impactante
fuese ésta mucho mejor.
Lo anterior sigue una lógica implacable y no es cuestión ahora de ponerse
hecho un Adorno (o un Horkheimer) para tratar de desacreditar tal
procedimiento, so pena de terminar incurriendo en el mismo error: “La industria
cultural tal y tal. Firmado: La dialéctica de la Ilustración”. Al fin y al
cabo, si alguien pone su reputación por delante para decir que algo es bueno,
por qué pensar que no lo iba a ser, o al menos, que no se lo iba a parecer
realmente a él. Sin embargo, el uso y abuso de este procedimiento puede
terminar poniéndonos en guardia. ¡Al final todos los libros son buenos,
impactantes, reveladores, sorprendentes, imprescindibles, fundamentales, no te
los puedes perder, no te pueden faltar, pero aún no lo has leído, estúpido…!
En cualquier caso, cuando una novela es capaz de condensar tantas
críticas exultantemente positivas como la presente, está claro que tenemos que
plantearnos, al menos, que bien merece una oportunidad. De Dioses sin hombres se ha escrito, sin ir
más lejos, que “es una obra maestra” (The Independent); que es “épica en
alcance y ambición” (The Daily Telegraph); que es “extraordinaria, innovadora.
Una revelación”, que “tiene algo de Vonnegut, Pynchon o Wolfe”, que es “realmente
estimulante… Una aventura contracultural que abre la mente” (The Guardian); que
es “magnífica e inteligente” (The New York Times Book Review); e incluso que
goza de una prosa de “contagiosa electricidad”: palabra de The New Yorker.
Hari Kunzru, autor nacido en Londres de madre inglesa y padre indio, ha colaborado con The New York Times, The Guardian, The New Yorker y Daily
Telegraph, pero solo un mal pensado pensaría
que este factor ha contribuido a generar una corriente de entusiasmo en torno a
su obra. Además, también el Scotland on Sunday alaba la novela calificándola de
"apasionada, inteligente y profunda", y que
sepamos, Kunzru no les ha mandado en su vida ni una mala necrológica.
Dioses sin hombres, cuarta novela de un
escritor traducido ya a más de veinte idiomas y considerado uno de los autores con mayor proyección internacional, entrelaza varias vidas que se
cruzan en lugares y tiempos diferentes alrededor de una primigenia formación
rocosa en el desierto de Mojave, en California. Habla así de un niño de cuatro
años que desaparece viéndose sus padres envueltos en una mediática caza de
brujas; de una estrella del rock británica que se esconde en un destartalado motel;
de una refugiada iraquí convertida en actriz en un pueblo de mentira creado por
el ejército estadounidense; de un místico jesuita español del siglo XVIII da
muestras de excesiva independencia…
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