El eco de las ciudades vacías.
Madeleine Thien.
Galaxia Gutenberg.
Col. Galaxia Nova.
Fecha de publicación: 25 de septiembre de
2012.
Galaxia Gutenberg ha decidido emprender
la nueva aventura que supone la puesta en marcha de la colección Galaxia Nova,
dedicada a la narrativa extranjera, con la publicación de una obra publicada
originalmente el pasado año con el título Dogs at the perimeter, que siguiendo
la sugerencia de la propia autora, se ha transformado ahora –maravillosamente, en
todos los sentidos- en El eco de las ciudades vacías.
La joven autora a la que le ha cabido tal
honor es Madeleine Thien, una canadiense
de Vancouver descendiente de una familia de inmigrantes de China y de Malasia
que, a pesar de tener apenas 38 años, goza en el ámbito anglosajón de un notable
reconocimiento después de que en 2001 su
primer libro de ficción, Simple Recipes, una recopilación de cuentos con el que
ganó varios premios y que la hizo acreedora de optar al Commonwealth Writers’ Prize Best First Book, punteara
los límites dentro los cuales se iba a desarrollar su obra, incluyendo el tema
de los conflictos entre generaciones y culturas.
Con su primera novela, publica en 2006 y
traducida a quince idiomas –en España fue editada por Alfaguara bajo el título Certezas-,
Thien, que visitará nuestro país la próxima semana coincidiendo con la puesta a
la venta del título en librerías, demostró de lo que era capaz en el formato
largo, expectativas que se han visto satisfechas con creces con la aparición de
esta novela, si atendemos a la acogida que le ha dispensado buena parte de la
crítica.
En El eco de las ciudades vacías, la escritora canadiense
se adentra en la historia de Janie, una investigadora de Montreal que, aparentemente
sin motivo, decide abandonar de repente a su marido y a su hijo. En su huida se
refugia en casa de su amigo y mentor el neurólogo Hiroji Matsui, quien ha
desaparecido de forma misteriosa. Mientras se mueve entre las pertenencias de
Hiroji, Janie va descubriendo fragmentos del pasado de su amigo y, poco a poco,
del suyo propio. Con ella, el lector viaja a la Camboya de los años setenta,
donde Janie, entonces una niña, vivió las consecuencias del terror de los
jemeres rojos. Y donde un hermano de Hiroji, médico de la Cruz Roja,
desapareció.
Las historias de Janie y de Hiroji y su hermano se entrecruzan -como nos cuentan desde la editorial- en un relato íntimo y profundo de huida y supervivencia. A través de ellas, el libro evoca el totalitarismo visto a través de los ojos de una niña y traza un mapa de la batalla que libra la memoria enfrentada a la pérdida y los horrores de la guerra.
Oriente y Occidente, la infancia y la
madurez, la claridad de la prosa y la hondura de las emociones: contrastes de
los que se vale la autora para forjar una novela llamada a no pasar sin dejar
huella en el lector.
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