La puerta.
Natsume Sōseki.
Trad. de Yoko Ogihara y Fernando
Cordobés.
Postfacio de Kayoko Takagi.
Impedimenta.
Rústica. 13x20 cm.
304 páginas.
19,30€ .
Cuando Natsume Sōseki escribió La Puerta
en 1910 era, sin duda, el novelista más famoso de Japón. Sin embargo, no
era lo que se dice –como nos recuerda Enrique Redel al presentarnos esta
novedad de Impedimenta- un hombre feliz. Aquejado de una úlcera gastroduodenal
–que terminaría a la postre con su vida pocos años más tarde- y de una neurosis
galopante, la comicidad de sus primeros libros (como Soy un gato o Botchan) se
había ido oscureciendo poco a poco, dando paso, como se aprecia aquí, a novelas
mucho más angustiadas.
Dotada de un profundo simbolismo y
considerada por la crítica como una de las obras literarias más profundas de la
edad moderna en Japón, esta fábula agridulce sobre los pecados de juventud y
los sinsabores de la vida matrimonial, constituye la última parte de la
trilogía inaugurada con Sanshiro y Daisuke. La puerta nos cuenta la historia de
Sōsuke, un humilde oficinista tokiota de mediana edad que comparte su vida con
su esposa Oyone, en el anonimato de una casa situada en la base de un barranco.
La pareja, cuyo temprano matrimonio fue celebrado casi de modo clandestino, se
ve abocada a aceptar bajo su techo a Koroku, el hermano menor de Sōsuke, que se
convierte en una fuente de conflictos. A la vez, la salud de Oyone se resiente
y llega la noticia de la inesperada visita de un fantasma del pasado. Sobre la
pareja se cierne entonces un periodo de crisis, y Sōsuke se ve obligado a
abandonar de manera temporal la tranquilidad de su vida doméstica para
retirarse a un monasterio zen y allí meditar sobre su destino.
Con la publicación de esta obra “adictiva,
hermosísima y profundamente japonesa” Impedimenta continúa manteniéndose fiel a
su compromiso por difundir el legado de uno de los grandes narradores asiáticos
del siglo XX. Hasta catorce novelas
–algunas de ellas ya publicadas por este sello, incluyendo la que le
catapultaría al éxito: Botchan- escribió
quien, nacido como Natsume Kinnosuke, iniciara su trayectoria literaria
componiendo haikus. En aquellos tiempos de estudiante, sería precisamente
cuando adoptara el seudónimo literario por el que se hará mundialmente
célebre, Sōseki, que en chino significa
“terco”.
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